Egipto y Libia 2011. Los gobiernos saben que ese virus muy, muy enojado que se propaga en blogs, en Twitter, que comienza a tomar conciencia de sí y a querer ser escuchado, es peligroso. El despotismo es ingenuo: ignora que las acciones traen consecuencias. Entonces, medidas desesperadas y “paliativas”: ellos cortan Internet para disipar estos ánimos de protesta. Pero ya es tarde, hoy nadie puede ser aislado tan fácil.
lunes, 28 de febrero de 2011
El mundo es mío
Egipto y Libia 2011. Los gobiernos saben que ese virus muy, muy enojado que se propaga en blogs, en Twitter, que comienza a tomar conciencia de sí y a querer ser escuchado, es peligroso. El despotismo es ingenuo: ignora que las acciones traen consecuencias. Entonces, medidas desesperadas y “paliativas”: ellos cortan Internet para disipar estos ánimos de protesta. Pero ya es tarde, hoy nadie puede ser aislado tan fácil.
miércoles, 23 de febrero de 2011
Educación privada: ¿una nueva esperanza?
lunes, 21 de febrero de 2011
Pensar haciendo y hacer pensando: las propuestas de Daniel Corbo
Las reformas se hacen de arriba hacia abajo, ignorando las diferencias entre los distintos centros de estudio.
Se valora la acumulación de conocimiento por sobre la capacidad para resolver problemas. En vez de formar estudiantes creativos, con habilidades prácticas, se los apabulla con caudales de información, lo cual, en mi opinión, contribuye sobremanera a que estén desmotivados.
La idealización de la mal llamada “educación en valores” en detrimento de la educación para el trabajo, ha causado que la brecha que separa a ricos y pobres se vuelva cada vez más abismal.
Mujica: sensatez y sentimientos
Sin embargo, el presidente Mujica tal vez haya acertado en señalar una de sus mayores carencias: la educación falla en dar cariño. Cuando el secretario de la Presidencia Alberto Breccia dijo que algunos no entendían la profundidad de Mujica, bien podría haber estado hablando de afirmaciones como ésta. Suena banal, reduccionista, simplificador. Pero quizás la falta de cariño sea realmente el núcleo de la desmotivación de los estudiantes, de la deserción, del ausentismo.
Entrar al liceo significa relacionarse con más de una decena de profesores, cada uno ocupado en varios centros educativos, sin tiempo ni disposición para forjar algo más que una relación efímera y precaria con sus alumnos.
El estudiante se siente “como en una especie de aeropuerto atestado de gente en el que hay una pauta de funcionamiento marcada por un timbre que suena y sale un profesor y entra otro, y sale otro y entra otro. No hay una conformación de hogar, de contención, de orientación, no hay escucha a los alumnos”. Así lo puso Daniel Corbo, el representante de la oposición en el Codicen, en una entrevista en El Espectador.
La verticalidad, la centralización, impiden que los estudiantes participen en las reformas educativas. Nadie los escucha. La mayoría de los profesores no se preocupa lo suficiente para darles clase. Los que sí se preocupan, trabajan en varios liceos y tampoco están allí para escucharlos, asistirlos, guiarlos.
Un profesor es alguien que debe actuar como guía en un proceso que va a durar toda la vida: hoy, quien no se aboca al estudio ininterrumpido, se estanca. Pero esta función es imposible de cumplir cuando la enseñanza no es personalizada, individualizada, adaptable a las necesidades de cada alumno.
“Ante la heterogeneidad de los niveles de aprendizaje y la presencia de estudiantes que declaran estar en clase por obligación (factores que se asocian a perturbaciones del trabajo de aula y a indisciplina), la reacción de profesores con menor compromiso educativo es excluir a los alumnos más conflictivos”, dice Corbo. La “educación en valores” debería darse mediante el ejemplo de los profesores: hacerse responsables por el comportamiento y rendimiento de cada uno de sus alumnos. No solo involucrarse en lo meramente académico y flexibilizar las clases, adaptándolas a los intereses y capacidades de cada grupo.
Mientras se siga homogenizando, dando respuestas masificadas a problemas particulares, desconociendo la individualidad de los alumnos, dejándolos sin profesores que los escuchen, no se puede pretender que ir al liceo despierte ninguna clase de interés.Así que aplaudo la sensibilidad de Mujica, que, aun perteneciendo a una clase política envejecida, pudo entender el desarraigo emocional de una juventud forzada a construir vínculos cada vez más débiles.
domingo, 20 de febrero de 2011
Educación privada: ¿la amenaza fantasma?
"Veamos cuál ha sido la evolución del sistema universitario uruguayo en los últimos años. El cambio más importante fue el fin del monopolio de la Universidad de la República. Este es un cambio trascendente, ya que considero que fue nefasto para el país. Creó una jaula intelectual que no permitió que las ideas se renovaran y por eso algunas de las estructuras ideológicas perimidas en el mundo continúan siendo influyentes en nuestro país".
"La composición socioeconómica de la Universidad ORT por ejemplo que es la que yo conozco, es muy similar a la de la Universidad de la República".
"Hay mucha gente que dice ir a la Universidad de la República porque es una experiencia que "nos hará hombres (sic) porque no todo se debe recibir en la mano". Pero este argumento lo escuchamos del segmento de altos ingresos. El hijo del obrero muchas veces elige ORT porque quiere concentrarse en estudiar y no tener los obstáculos prácticos y logísticos que ya enfrenta en su vida diaria, y que no necesita una replica en la universidad".
"Quiere decir que el 94% de las personas que asisten "gratuitamente" a la Universidad de la República, no necesitan que no se les cobre. Si nosotros les cobráramos a ellos y becáramos a los que lo necesitan, podríamos aumentar el porcentaje de estudiantes de escasos recursos que acceden a la educación superior del 6% al 15% o al 20%".
"La Universidad de la República es financiada por todos pero la usan mayoritariamente los más ricos. Mientras que a Salud Pública, a UTU o al INAME, por ejemplo, las financiamos todos pero las usan mayoritariamente los más pobres".
"Por ejemplo, el alumno del interior tiene que pagarse una vivienda en Montevideo (el 60% de los bachilleres egresados de secundaria cada año son del interior). Por otra parte algunas personas tienen que trabajar durante sus estudios para mantenerse y por lo tanto el costo de oportunidad de sus horas de estudio es mayor. Adicionalmente, los alumnos deben pagar por materiales de estudio, libros e instrumentos de prácticas entre otros y debemos considerar además los costos ocultos generados por la ineficiencia institucional".
La política me asusta, ¿y YO QUÉ HAGO?
martes, 15 de febrero de 2011
Hábitos de lectura
domingo, 13 de febrero de 2011
Padres que aún no lo arruinaron todo
Cuando yo era chico, escribí la historia de un caballero con armadura dorada. Debía de tener 6 años. El manuscrito supuestamente perdura junto con otros documentos de mi oh tan prometedor futuro y precoz genialidad.
Nach es un amigo que tiene un talento sobrehumano para el dibujo. Sin embargo, está estudiando Derecho y está empecinado en ocultar sus dotes: “es solo un hobbie, no me va a llevar a ningún lado”. Eligió algo tradicional para contentar.
Alicia no encontró otro camino que el desbarrancadero de la autodestrucción cuando se vio becada en un país extranjero, estudiando algo que detestaba.
Entro a una clase de niños mimados, que viven sin imaginar penurias, en una incubadora donde todo es tan fácil. Y aún así, nos miramos y estamos aterrados. ¿Llegaré a algún lado? A mí me prometieron un lugar… de gloria… para mí. ¿Adónde quiero llegar?
Querer es cosa absurda, complicada, impuesta, surreal. Mi querer ha sido violado y aberrado desde que tomé conciencia de que el deseo va a ser mi perdición. Mis padres, ambición, el deseo, un abismo frustrado, ¿quién me va a recordar? Y lo peor: la falta de voluntad. ¡Voluntad para triunfar!
La motivación es tan volátil. El peligro de la lasitud no parece amainar. Seguro que papá y mamá sienten (como el mundo, que respira desgano) que si no me presionan y matan poco a poco mis ganas de ser, voy a terminar sin ser nadie. Ser nadie. Nadie.
Pienso en un mundo donde no sea necesario competir. Cursi yo, abocado a fantasías comunistas que desconocen nuestra “naturaleza”. Cada uno se esfuerza para superarse: el otro, el vecino, es la medida de mi fracaso. Existe esta tesis incuestionable de que sin competencia, nos estancamos. De que, además, no hay mayor goce y satisfacción que aplastar a nuestros rivales. ¿Somos tan perezosos y mezquinos?
Ser el número uno. Ser el número uno. Somos seis mil millones de personas y odiaría pensar que vivimos en un mundo de sombras tristes, anónimas y fuegos apagándose. Ser el número uno y que nadie, nadie me escuche cuando grite ¡rosebud! a todo pulmón.
viernes, 11 de febrero de 2011
¿Educación en valores o educación para el trabajo?
Salvemos los domingos
Entonces, me di cuenta de que hace mucho que estoy soltero y de que me siento solo. También pensé que la libertad es una ilusión; mucho se nos impone; muchas veces somos víctimas de una educación y una herencia ideológica (enmascarada o no). Cerré los ojos y me concentré en el presente: responsabilidades, todo lo que debe ser. En otro post intentaré discurrir sobre la libertad, escurridiza, maldita, pero ahora me interesa indagar sobre lo que para mí significa la soledad