jueves, 31 de julio de 2014

Todos los días


DIARIO del taller

24 de julio – Es difícil llegarte. Ya es la tercera vez que te llamo y siempre tenés una excusa, otro plan. Pensé en recauchutar un texto viejo para el próximo taller. “Pasión por el DJ” es un buen candidato, aunque la ejecución de la idea original nunca me convenció para nada. Temo que Canalda me reproche si hago trampa. Ella siempre descubre mis astucias, es una fiel seguidora de consignas.

25 de julio – Me siento derrotado. Esto no tenía que pasar.

26 de julio – Premisa para una ficción. “El artículo que escribí sobre las fantasías de las mujeres casadas estaba causando furor en las redes sociales. Las preguntas y las consultas de desconocidos saturaban mi casilla de correo. Se me citaba y se compartían mis especulaciones, que fueron adquiriendo el porte de hechos incontestables”. Un relato en la era del blog, no puedo pensar en desarrollar esto ahora. Me pongo a chatear. 

27 de julio – Es raro, de a ratos me olvido de lo de montaje o pienso "bueno, ya está" pero tengo la impresión de que mi cuerpo o mi mente está herido en un lugar profundo. Estoy muy apático a pesar de los intentos de reanimación.

27 de julio (continuación) – No te voy a escribir más. No es difícil llegarte, es imposible. Era muy claro y me lo suponía, desde que pospusiste aquello, ahí fue el fin.

28 de julio  – Pensé en otra premisa para una ficción. No creo poder ejecutarla tampoco. Me atrajo su exotismo. “Los Afrikans me conmueven, con sus abdómenes henchidos, sus danzas fúnebres y festines, sus perforaciones grandes, dolorosas e inauditas. Son un pueblo indómito. Los fotografío desde hace dos décadas”.

28 de julio (continuación) – Tengo la impresión de que estoy herido en un lugar profundo, insondable. Mi cuerpo es plegable. Como origami. El bloqueo supremo: no sé cómo llenar sus agujeros. Me aparto del mundo con la consigna de que debo, en mí, encontrar la respuesta. Cierro todas las persianas y apago las distracciones. Me encuentro, sin embargo, con un vacío y un desierto. No hay diálogo con mi interior, ni voz ronca y sigilosa, ni guía. No supura de los intersticios de mi conciencia una sabiduría perfecta y oportuna. Solo un mar, turbio, de deseo informe.

29 de julio – Cuerpo origami y los chicos del chat. Una persona, un perfil. ¿Qué hacés de tu vida? La gente de publicidad es vanidosa y materialista. Prefiero ver tu cuerpo in situ, antes que muestras gráficas parciales. Sos distante porque sabés que estás fuerte. ¿Con cuántos tenes ganas de compartirlo? Contarte mis cosas es el pie para que me hables de vos. ¿Por qué te guardás la información? Despegate de tu arrogancia, nadie es digno.

30 de julio – En el bondi, tuve una sensación rara y sobrecogedora. Todo lo que me rodeaba, en lo próximo, lo lejano y hasta donde yo podía razonar, estaba envuelto en un aura espesa de enorme futilidad. Los sentimientos eran pasajeros, volátiles, los pensamientos, relativos e ilusorios, traicioneros, las cosas concretas como nuestros cuerpos, efímeros. Me di cuenta de que la energía que gastamos en darle sentido a todo era increíble. Pero, al mismo tiempo, sentí que tenía que haber una realidad más estable, donde las cosas eran o no eran. Mejor dicho, eran porque si no eran no se podía ni siquiera concebir que no fueran, eran ignotísimas. Este mundo que imaginaba incorporaba la contradicción de una forma totalmente distinta. La incertidumbre del futuro, basada en la no existencia del presente, en la modificación de lo actual, era simplemente una superposición. Todo existía en armonía. ¿Qué accidente? ¿Qué accidente casual e imprevisible es este? ¿Cómo encontrar respuestas en mí mismo? ¿Cómo elegir? Pensé en cuántas vidas hay en el mundo y pensé que no hay espacio para tantas consciencias. Son como motores ruidosos esparciendo sus miedos y deseos.

31 de julio – Sigo en esta cuestión de las elecciones. ¿No es acaso un poco relativo? Por ejemplo, cuando actuamos en base a un fuerte impulso interno que no elegimos sino que forma parte de lo que somos. Otro ejemplo, las cosas que me gustan. ¿Qué he realmente decidido en mi vida? Estoy odiando el chat. La gente no es constante, no responde, no se compromete.

1 de julio – Es difícil tener amigos cuando ya no precisás estar con ellos para comunicarte. Es difícil tener amigos cuando pasás todo el día en frente a tu computadora.

2 de julio – Estoy hablando con un pibe acerca de comer carne y depredar animales. Le digo que el mundo estaría mejor sin esa matanza, aunque no me exijo dietas específicas. Me dice que el mundo estaría tanto mejor si todos tuviéramos alimento. Le respondo que a pesar de que hay gente que vive sin electricidad, no creo que debamos construir plantas nucleares. Reflexiono y agrego que a veces pensamos que porque las cosas son posibles, hay que hacerlas y serán buenas. Recuerdo el viaje de colonización de la luna, que siempre me pareció un esfuerzo inútil y arriesgado, pero no digo nada al respecto. A esto, termino hablando de la mujer japonesa que mató a su amiga “para saber cómo se sentía”. Me pareció horriblemente genial. Quizás, la única buena respuesta a por qué matar a otra persona: para saber cómo te sentís después.


3 de julio – ¿Cuál es el objetivo de un diario? Mejor dicho, ¿quién, si es que alguien, va a leer esto? Es muy pronto para saberlo. Me limito a seguir.