“Más vale que te interese la política, porque a la política le interesás vos”. No, no es una amenaza, pero sí un llamado de atención. No significa que debamos vivir desconfiando de nuestros líderes, ni que adoptemos posturas “ideológicas” u opiniones prefabricadas o pasionales. Este recelo es una reacción generacional que hay que entender.
Tengo 23 años y me encuentro en un país muy politizado. Nuestros padres vivieron una dictadura que todavía está siendo juzgada. En Uruguay, la adhesión partidaria es fuerte, el sindicalismo es fuerte, la desigualdad es grande, las instituciones (la burocracia) son pesadas. Montevideo versus el interior: un país macrocefálico donde abundan las vacas.
Escuchamos hablar de fachos, chetos, bolches y anarcos, con rencor, con pudor, en graffitis, ¡es constante! Pero, parafraseando a algunos expertos, estamos atrasados a nivel de ideas/organización/sistema político (no sé cómo llamarlo, ¿resabios y resaca de una guerra fría que nunca terminó?)
Por otro lado, vivimos en una sociedad que envejece, que es violenta, donde es difícil ser joven e independiente (trabajar, vivir solo). El poder y la toma de decisiones resultan un tema bastante ajeno. Las estadísticas dicen que hay 100.000 de nosotros (entre 14 y 24 años) que no trabajan ni estudian. No hacen nada. ¿Qué pasa entonces cuando Mujica dice que a la educación le falta cariño? Educación; el sistema, las instituciones, quienes deben cuidar y velar y enseñar: ellos nos deprimen y nosotros estamos deprimidos y enojados. Nada nuevo hasta aquí, pero Mujica se dio cuenta.
En lo personal, defiendo mucho la teoría de que nuestra tendencia política (llamémosla así para simplificar) es algo que proviene en enorme medida de nuestra familia y contexto de crianza. Creo que son pocos los que se separan de los mensajes heredados de sus padres, de las comodidades o penurias de su infancia, del proyecto/estilo de vida y de la ambición que aprendieron.
A los veinte y pico, es muy difícil saber para dónde arrancar. ¿El tiempo es oro? Es interesante pensar que vivimos en una época de cambios radicales: sociales, tecnológicos, políticos, y simultáneamente, la desmotivación y el desinterés nos están robando la creatividad.