lunes, 28 de febrero de 2011

El mundo es mío

                Irán 2009. Millones protestan  en las calles por el resultado de las elecciones presidenciales, que presumen fraudulentas. ¿Dónde está mi voto? ¿Dónde está mi voz?




                Saldré a la calle a protestar, nadie podrá acallarme. Ellos tienen los medios para reprimir. Ellos tienen el orden en sus manos: son los que cortan la torta. Pero los iraníes descubrieron que hay otras armas: la orquesta descentralizada de la comunicación, organizándose. Como un virus muy, muy enojado.  

                No habrá violencia que no quede registrada; mis ojos serán grandes ventanas. Somos millones en las calles, nos organizamos por Twitter; cuando el milico levanta el brazo, mi cámara es más veloz. Incluso si el mundo no puede aún reaccionar, se escuchará mi voz y mi eco: ninguna injusticia podrá acallarme.

                Wikileaks 2010. Tanto alboroto y ahora parece un sedimento extraño que se va lavando. Sí, Estados Unidos es la policía del mundo, nos espía, especula con nuestros asuntos internos y mueve los hilos. Titiritero. Pero gracias a Internet, eso quedó expuesto, ¿no? Tantos cables de información, solo para que nuestras sospechas se hicieran “oficiales”.

               
                 Egipto y Libia 2011. Los gobiernos saben que ese virus muy, muy enojado que se propaga en blogs, en Twitter, que comienza a tomar conciencia de sí y a querer ser escuchado, es peligroso. El despotismo es ingenuo: ignora que las acciones traen consecuencias. Entonces, medidas desesperadas y “paliativas”: ellos cortan Internet para disipar estos ánimos de protesta. Pero ya es tarde, hoy nadie puede ser aislado tan fácil.

                No están quedando más secretos. Quizás haya mucha confusión e incertidumbre, pero hoy, no tenemos el mismo problema de “la fuente” que antes. Es mucho más difícil ocultar cosas, es mucho más fácil corroborar la información.

                Con gran poder, viene gran responsabilidad: el desafío y el deber de utilizar los medios. Ése es nuestro poder, ése es nuestro desafío. Todavía no entendemos las posibilidades, no las imaginamos. Las leyes y las reglas de juego están cambiando.

                Y no habrá más secretos. Nadie podrá tirar la piedra y esconder la mano. La visibilidad traerá verdaderos cambios. Todos tendremos que dar la cara.




                La educación tiene que mostrarnos estas posibilidades. No podemos seguir adormilados: las nuevas tecnologías son la democracia. Son medios de producción y están disponibles. Con curiosidad, leyendo, escribiendo, fotografiando: están disponibles.

                Y me entristece mucho que mi facebook se parezca a la casa de Gran Hermano, donde nada pasa realmente. Donde no pasa nada.

                Los abogados de ayer no pueden ser los mismos que los de hoy. Las reglas cambiaron. La política no puede actuar ajena, no puede seguir enajenándonos.

                El mundo es mío.