domingo, 6 de marzo de 2011

OJOS QUE NO VEN

          Todos repiten que “la gente es tonta”. Bueno, ¡suficiente! No somos tontos, pero a veces precisamos que nos señalen ciertas cosas. En el caso que me interesa relatar, Jon Stewart, el popular comediante norteamericano, fue un líder inteligente porque indicó una mentira, una farsa. Hizo público algo que estaba en la boca de mucha gente.


       Año 2004, Administración Bush. Jon Stewart fue a Crossfire, programa de debates de CNN. Les dijo “están hiriendo a América” repetidas veces. Con inusitada seriedad, con humor y respeto, desorientó a los anfitriones del programa. Los encaró diciéndoles que su espacio de “debates” era un “teatro para impulsar políticos” y eso lastimaba, de cierta forma, al norteamericano real.  

       Digamos que el periodismo selecciona información novedosa y la hace pública. Después están los analistas, comentarios, un proceso para nada inocuo. Con tanta noticia basura y con un gran caudal de información disponible, los media deberían ser sintomáticos e indicativos de nuestras ¿prioridades?, ¿necesidades?

        Ok, los políticos no nos defienden. ¿Y los medios? Hipnotizados completamente: media circus, ¡espectáculo espectacular! Cuando los medios ponen la mirada sobre algo… eso se vuelve real. Se hace carne. Es motivo de todas las charlas y opiniones. Como una bazuca, en el ojo de la tormenta, está el foco del lente mediático.

        Cuando Zulma me pasó el video del episodio, que ahora les dejo a ustedes, me puse nervioso. Estas cosas de confrontación me hacen sentir muy incómodo. Pero por lo general, dan buen rating. Y, a partir de esta entrevista, Crossfire fue cancelado.

        Surgió una discusión con Zul. Nuestro punto de anclaje fue: ¡qué impresionante cómo los media dan vida y sepultan, cómo dirigen nuestra atención! El problema de Crossfire: tenía una agenda política demasiado evidente, su “espacio de debate” era una mentira. No, no es que estuviera todo guionado, sino que más que periodismo era marketing político.

        Como no salimos de nuestro asombro, no nos cansamos de repetirlo y diagnosticarlo: estamos viviendo una revolución mediática. Las nuevas tecnologías; las posibilidades son infinitas. Algo muy dinámico ha sido inoculado. Y nadie está a salvo.

        La ignorancia y la indiferencia: atributos de las masas. Ojos que no ven, corazón que no siente. No, no somos tontos. Incluso, hay mucha gente que reacciona, se indigna, se sorprende.

         Somos un público terriblemente subestimado.